Ficha técnica:
Género: Suspenso - Terror
Guión: Douglas Moore (Emilio Saad)
Dibujos: Demián y Emiliano Parmeggiani
Páginas: 11
Publicación: Fantasía Todo Color 73
Fecha: 03/1993
Extras: Publicidad Saxo, adelanto próximo número, índice y portada
Sinopsis del capítulo:
Súbitamente Randy se ha convertido
en un fenómeno. Es el nuevo campeón intercontinental de carreras con vallas
marcando un record histórico de velocidad y de repente todo el mundo quiere
estar cerca suyo y acercarse a su fama.
El atleta ha conseguido lo que
quería, sin embargo, siente que algo anda mal con el experimento del que
participó y que una furia avasallante lo invade y cada vez le resulta más
difícil controlarla. El doctor Murray le pide que se despreocupe, aunque el
cocker al que se le inyecto el suero previamente también se comporta de manera
extraña. Mientras tanto, Randy es entrevistado por una muchacha y su novio, un
tenista desconocido, intenta aprovechar la ocasión para obtener fama a costa
suya.
Comentarios del autor acerca de este episodio:
ATENCION: Incluye spoilers acerca de la trama del capítulo.
La máxima competencia y la ambición
extrema atraviesan "Yo, la bestia". De alguna forma el monstruo en
que Randy se transforma está construido por ellas. O es su consecuencia. Como dije antes, tal vez esa clase
de competencia y ambición sean dos de los aspectos más monstruosos que puede
alcanzar un ser humano. En "Lobo encerrado" tenemos otro ejemplo.
En este caso, se trata de un ignoto
tenista que planea aprovechar la fama de Randy para denigrarlo públicamente con
una mentira y sobresalir, a su vez. Para ello cuenta con la ayuda de una mujer
que lo ve venir de lejos y se resigna a quererlo y a apañar su juego.
Los instintos agudizados de Randy le
advierten el peligro. Ya ha sido inoculado con "el suero de los
lobos" (también ya ha ganado su carrera). Hay excitación y malestar en él,
pero también hay instinto, percepción del peligro y ferocidad en la respuesta. Concretamente:
hay un lobo en marcha dentro suyo, todavía encerrado, pero ya pugnando por
salir y extendiéndose en sus puños de hombre y en los golpes fenomenales que es
capaz de dar.
En este episodio, además, me gusta
el enfrentamiento de ese Randy irracional con un perro ovejero. La forma en que
los dos se presienten como animales y se repelen. Y a la inversa, vemos a un Randy-hombre,
capaz de conmoverse por el amor paciente de una mujer y capaz, por un momento,
de desear su afecto y su compañía.
Y, como siempre en la serie, me
gustan los dibujos de los hermanos Parmeggiani cuando representan a ese
protagonista en toda su dinámica atlética, ya sea corriendo o golpeando; o
cuando realizan esas originales tomas en picado y esas excelentes angulaciones.
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