(47)
El oficial español se volvió, tomado de
sorpresa, y su rostro empalideció
al ver al que había hablado.
Era el capitán Francisco Enriquez,
brazo derecho de Abreu.
Y si Abreu era temido, su ayudante
principal era el mismo demonio,
tanto para los indios como para
los propios españoles.
(Texto que contiene la obra)
No hay comentarios:
Publicar un comentario