(185)
La loba alertada por el leve ruido,
giró con la velocidad de una centella.
volviéndose en dirección al
sitio donde el cazador estaba
listo. Gruñó salvajemente
mientras la flecha surcaba el
espacio con agudísimo y brutal silbido.
Descargar: José Luis Arévalo - La loba blanca
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