El general Aecio le ordena a Severio
Máximo, uno de sus soldados, que se presente ante a Atila como un comerciante
romano con el propósito de que vigile sus movimientos. El huno descubre rápidamente
que es un espía y a través de él envía un mensaje a Aecio; que no se preocupe
ya que el imperio romano de Occidente no está en sus planes por el momento.
Atila está interesado en Teodosio y Constantinopla, ya que allí hay muchas
riquezas que le servirán a los hunos para hacerse más fuertes. El emperador se
ve obligado a doblar el pago al ejército huno, mientras su hermana insiste en que deben
matar a Atila.
Ficha de la Historieta
- Histórico / 12 páginas
- Por Carlos Tornquist / Dibujos de Carlos Leopardi y Víctor Toppi
- Edición original / El Tony Súper Anual 35 (08/1989)
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