Su nombre es Gonzalo de Hernández y es muy joven, tan joven como para sufrir en silencio por los ojos lejanos de una muchacha arrodillada en la primera hilera de bancos frente al altar mayor.
Editado en revista Intervalo Álbum, Nº 201, en marzo de 1969. De Robert O'Neill, con dibujos de Oscar Carovini.
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