"Cuando cruces a un mendigo y le des limosna, no te creas por ello ni tan bueno ni tan generoso. Apenas si aplacas el hambre con un mendrugo. Y quizás quien lo recibe sea más bueno, más generoso, más libre y más sabio que tú. Tanto, que hasta deberías envidiarlo".
Editado en revista Intervalo Súper Anual 49, en abril de 1994. De José Luis Arévalo, con dibujos de Enio.
(1986)
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