Se veía venir, pero no queríamos darnos cuenta. Las revistas de Columba habían estado en el kiosco y nuestra casa SIEMPRE, desde antes de que naciéramos. Pero años de experimentos extraños y de cambios de rumbo, unidos a las eternas crisis económicas de nuestro país hicieron que la calidad de Columba entrara en un tobogán que en vez de terminar en un arenero culminó en un abismo.
La buena idea de incorporar viejos clásicos (“para coleccionar”) se transformó en un eterno reciclaje sin ton ni son. Series reeditadas hasta el cansancio (Savarese, aparecido en D’artagnan, se reeditó en Nippur Magnum, Colección Clásicos y Pluselección; Dago, editado en Nippur Magnum se reeditó en Colección Clásicos, D’artagnan y Ultraclásicos), historietas reeditadas con un par de meses de diferencia (el episodio “La venganza inútil” de Nippur se reeditó en Nippur Magnum Todo Color 153, y nuevamente dos meses después en Nippur Magnum Todo Color 155), tapas repetidas hasta el hartazgo (la tapa de Nippur Magnum 175 es la misma de la Todo Color 148, aparecida 14 días después: en los kioscos había dos revistas distintas con la misma tapa), y la calidad de reproducción de las historietas era cada peor y cada vez más descuidada (hay historietas que hasta da la sensación de haber sido resaltadas con birome: un día vamos a hacer un posteo especial con esas “perlitas”). Y a eso se sumaba que no eran precisamente revistas baratas: siete dólares cada ejemplar (saquen la cuenta de cuál sería su costo ahora, y piensen si estarían dispuestos a pagar esa cifra por las revistas de Columba del año 2000). En mi caso coleccionaba Nippur Magnum y realmente la compraba por inercia, porque al dejar de aparecer episodios nuevos de Dago (Abril de 2000), parecía que el criterio de edición consistía en conseguir una cantidad de historietas (cualquiera) que sumaran la cantidad de páginas suficientes para llenar un ejemplar de 100 páginas.
Y finalmente en Junio de 2000 aparecieron las últimas revistas de Columba en la Ciudad de Buenos Aires. La deuda que la editorial tenía con las distribuidoras hizo que dejaran de repartirlas en Capital, pero al resto del país siguieron llegando (durante muchos años estuve convencido de que tenía la colección completa de Nippur Magnum, cuando en realidad me faltaban los últimos cinco ejemplares). Al resto del país siguieron llegando hasta que finalmente en Septiembre se acabaron las antologías de Columba en colores.
Pero no todo fueron malas noticias, porque una chispa de esperanza comenzó a brillar: Columba volvía al ruedo pero totalmente reformulada: en lugar de los tomos de 100 páginas en color volvió a los kioscos con “comic books” de 28 o 36 páginas en blanco y negro, reeditando desde el principio series clásicas y “con gancho”, con un precio accesible ($ 2.-).
Los títulos elegidos fueron:
El Tony presenta Mark;
Intervalo presenta Savarese (sí, otra vez más);
Fantasía presenta Gilgamesh;
D’artagnan presenta Dennis Martin;
Nippur de Lagash.
Lo bueno de estas revistas es que, como dijimos antes, publicaban series desde el principio por orden cronológico, que en algunos casos eran muy difíciles de conseguir (gracias a estas revistas conocí los primeros episodios del Gilgamesh escrito y dibujado por Lucho Olivera), y utilizaban una rotulación digital que permitió algunos detalles interesantes: en Nippur los hititas tenían diferente letra que los sumerios o los egipcios, para representar los diferentes “acentos” al hablar; en Mark las razas (mutantes, humanos) “hablaban” distinto. Las nuevas revistas tenían correo de lectores, notas y artículos. Las tapas eran hechas por nuevos artistas (Pier Brito, Juan Bobillo, Marcelo Sosa, García Zecchin), y en los Nros. 1 de cada colección se incluyó un póster de regalo. Lo malo de estas revistas era (a mi criterio) el papel de pésima calidad (tipo papel de diario).
Y una curiosidad: estas revistas comenzaron a salir al mes siguiente que cerraron las “antologías”, pero en la Ciudad de Buenos Aires tuvimos que esperar unos meses porque se distribuyeron desfasadas (el que no quería esperar a que salieran en los kioscos debía recurrir a las comiquerías).
Posteriormente se agregaron dos colecciones más: Lo Mejor de Robin Wood y Lo Mejor de H G Oesterheld, de las cuales no voy a comentar nada, dejo que Uds. mismos las vean.
Lamentablemente, la “Crisis del 2001” terminó con las siete colecciones y con la Editorial Columba, con una promesa de regreso que yo sigo esperando (la esperanza es lo último que se pierde).
Les dejo “de yapa” el último número de “El Tony presenta Mark”, que trae en el correo de lectores un mail de un tal “Gustavo Rodríguez”, que todavía no era “toritodel2001”.
¿Querés descargarte las historietas en forma individual? Pasate por acá entonces:
Lo mejor de H.G.Oesterheld N° 1 (escaneada por Walter Gallardo):
Kabul de Bengala - La serpiente y la alondra (Oesterheld - Altuna)
La magia suprema (Oesterheld - Caruso)
Star Kenton - Episodio 1 (Oesterheld - Casadei)
Lo mejor de H.G.Oesterheld N° 2 (escaneada por toritodel2001):
Kabul de Bengala - El despertar de Anubis (Oesterheld - Altuna)
El puente de Lechandon (Sturgiss - Gómez Sierra)
Star Kenton - Episodio 2 (Oesterheld - Casadei)
Lo mejor de Robin Wood N° 1 (escaneada por toritodel2001):
Aquí la retirada (Wood - Olivera)
Lo mejor de Robin Wood N° 2 (escaneada por toritodel2001):
Or-Grund - Episodio 1 (Wood - Villagrán)
Lo mejor de Robin Wood N° 3 (escaneada por toritodel2001):
Or-Grund - Los Hombres Lagarto (Wood - Villagrán)
Tres destinos en Kalapaloa (Wood - Altuna)
El Tony presenta Mark N° 7 (escaneada por toritodel2001):
Mark - 014 - La joven de los pájaros
Interesantísimo artículo, en un estilo muy ameno y riguroso. Columba merece recorridos históricos como este. Una gran iniciativa, deseo mucho que se prodigue. Saludos muy afectuosos desde España
ResponderEliminar"hay historietas que hasta da la sensación de haber sido resaltadas con birome" :(
ResponderEliminarCelebro esta publicación porque nos aclara la historia de la editorial, y esta clase de cosas me resulta interesantísima, dado que poco y nada se encuentra en internet sobre la génesis, el cómo y los porqué de la realización de aquellas queridas revistas. En mi caso soy tan ávido de los personajes como de los entretelones prácticos en su confección, y todo lo que tenga que ver con sus composiciones. Gracias Gustavo por echar luz a los procesos de la editorial.
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