Urías, un estrafalario hombrecito, irrumpe en la nave en búsqueda de que alguien le preste un dios por un par de días. A pesar de que Holbeck intenta deshacerse del particular intruso, Duende negocia con él y accede a hacerse pasar por un dios durante la fiesta de Uka-Baar. Según Urías el dios anterior se ha encaprichado y si no hay ceremonia será un problema.
Holbeck se ve obligado a ir con Duende al singular evento y las cosas que ve allí no lo dejan tranquilo para nada. Está seguro que Urias no piensa dejarlos regresar a la nave así como así. Hablando con el dios actual descubre las razones de su negativa a participar en la ceremonia y decide intervenir para tratar de salir de allí cuanto antes.
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